¿Qué es un roadmap? Procesos y buenas prácticas para crear la hoja de ruta de tus carteras de proyectos y productos

How to create a Roadmap for Project and Product Portfolios

¿Tienes demasiados proyectos, prioridades que cambian cada semana y equipos que no siempre reman en la misma dirección? En un entorno empresarial como el actual, en el que las organizaciones gestionan cada vez más proyectos y productos al mismo tiempo, disponer de una hoja de ruta clara ya no es algo opcional: es un elemento clave para mantener el enfoque, la alineación estratégica y la eficiencia operativa.

Para las PMOs, Portfolio Managers y Product Managers, un roadmap es mucho más que un cronograma bonito. Es una herramienta de comunicación, una guía estratégica para tomar decisiones que va evolucionando junto con el negocio. Y en entornos complejos en los que los recursos son limitados y las prioridades se reorganizan constantemente, tener una hoja de ruta bien definida puede marcar la diferencia entre ejecutar con foco… o perder el rumbo.

En esta guía, vamos a mostrarte al detalle qué es un roadmap, cómo varía según el contexto, y por qué es un recurso indispensable para gestionar eficazmente tus carteras de proyectos y productos.

ÍNDICE DE CONTENIDOS

¿Qué es un roadmap?

Un roadmap (o hoja de ruta) es un plan visual de alto nivel que describe hacia dónde se dirige la organización, por qué ese rumbo y cómo se va a llegar allí. Sirve para conectar la visión estratégica con la ejecución, mostrando un panorama general de las iniciativas clave, los resultados esperados y los plazos, pero sin entrar en el detalle operativo del día a día.

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A diferencia de un backlog de producto o un plan de proyecto detallado, el roadmap cuenta la historia. Explica el por qué detrás de cada iniciativa y establece expectativas claras sobre qué ocurrirá y cuándo. En otras palabras, actúa como una brújula estratégica para mantener a todos los stakeholders alineados, desde los ejecutivos hasta los diferentes equipos de entrega (IT, Desarrollo, Marketing, Ventas, etc.).

Además, es un documento vivo que debe revisarse y ajustarse con regularidad para que refleje las nuevas prioridades y los cambios en los objetivos del negocio. Por ello, más que una simple herramienta de planificación es también una herramienta de adaptación continua.

Tipos de roadmap en la gestión de proyectos y carteras

Eso sí, no todos los roadmaps son iguales. Dependiendo de lo que estés gestionando, ya sea un proyecto, un producto o varias carteras, el contenido y el enfoque de tu hoja de ruta cambiará.

Ahora bien, aunque cada tipo de roadmap cumple un propósito distinto y está dirigido a una audiencia específica, todos comparten un mismo objetivo: alinear las iniciativas con la estrategia de forma clara, visual y accesible.

Éstos son los roadmaps más relevantes que puedes encontrarte en el ámbito de la gestión de proyectos, productos, y portfolios.

Roadmap de proyecto

Un roadmap de proyecto ofrece una visión de alto nivel sobre el recorrido de un proyecto concreto. Se centra en representar en una línea del tiempo aspectos como:

  • Los objetivos del proyecto.
  • Los hitos clave.
  • Los entregables principales.
  • Las dependencias.
  • Las necesidades de recursos.

Es, por así decir, el resumen ejecutivo de un plan de proyecto. No debe entrar en el detalle de cada tarea, sino comunicar claramente de qué trata el proyecto, por qué es importante y cuándo tendrán lugar los momentos clave.

Es especialmente útil para aquellos stakeholders que necesitan mantenerse informados sobre la ejecución de la estrategia, pero sin tener que entrar en los detalles operativos del día a día.

Roadmap de producto

El roadmap de producto muestra cómo evolucionará un producto a lo largo del tiempo, ya sea a través de nuevas funcionalidades, mejoras o iteraciones.

A diferencia de los proyectos, que tienen un inicio y un fin definidos, los productos suelen evolucionar de forma continua. Por ello, las hojas de vida de un producto tienden a ser más flexibles y adaptativas, ayudando a los Product Managers a:

  • Priorizar iniciativas.
  • Comunicar la visión a los equipos involucrados.
  • Asegurar que el desarrollo del producto esté alineado con las necesidades del mercado y los objetivos del cliente.

Roadmap del portfolio de proyectos

Un roadmap de las carteras de proyectos ofrece una visión estratégica de todos los proyectos que se están gestionando dentro de una organización o unidad de negocio. En lugar de centrarse en un solo proyecto, muestra cómo múltiples iniciativas se desarrollan en paralelo: cuándo empiezan y terminan, dónde se solapan y cómo se interrelacionan.

Este tipo de roadmap ayuda a las PMO a priorizar los proyectos y orquestar su gestión de manera eficiente, siendo una herramienta clave para responder preguntas como las siguientes:

  • ¿Estamos invirtiendo en los proyectos adecuados?
  • ¿Vamos a sobrepasar la capacidad operativa de la organización en los próximos meses?
  • ¿Estamos equilibrando iniciativas de corto plazo con apuestas estratégicas de largo plazo?

Roadmap del portfolio de productos

Por último, el roadmap del portfolio de productos proporciona una visión consolidada de las diferentes líneas de producto de una organización.

Para aquellas organizaciones con varias gamas de productos, esta hoja de ruta permite coordinar lanzamientos, detectar solapamientos y garantizar que todos los productos avancen alineados con los objetivos estratégicos.

Y, a la hora de tomar decisiones de inversión, es también un recurso muy útil, ya que ayuda a responder preguntas como:

  • ¿Qué líneas de producto están recibiendo más recursos?
  • ¿Qué iniciativas están realmente alineadas con las necesidades del mercado y la estrategia de la empresa?

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Roadmap de proyectos vs roadmap de producto: principales diferencias

Aunque a simple vista pueden parecer similar, los roadmaps de portfolio de proyectos tienen un rol estratégico algo diferente al de los roadmaps del portfolio de productos. Éstas son las principales diferencias entre ambos:

Aspecto
Roadmap de portfolio de proyectos
Roadmap de portfolio de productos

Enfoque

Planificación y coordinación de múltiples proyectos.

Estrategia a largo plazo y coordinación de múltiples productos.

Componentes clave

  • Proyectos.
  • Hitos.
  • Dependencias.
  • Necesidades de recursos.
  • Líneas de producto.
  • Funcionalidades.
  • Temáticas.
  • Versiones.

Uso estratégico

Alinear la ejecución de proyectos con la estrategia empresarial.

Alinear iniciativas de producto con la visión de mercado y negocio.

Horizonte temporal

De medio a largo plazo, según duración de los proyectos.

Generalmente a largo plazo, sin fecha de fin fija.

Grado de adaptabilidad

Medio: más estructurado, requiere ajustes periódicos.

Alto: puede pivotar frecuentemente según feedback y mercado.

Grado de adaptabilidad

  • PMOs.
  • Portfolio Managers.
  • Product Managers.
  • Product Portfolio Managers.

Beneficios de los roadmap

Como ves, un roadmap es mucho más que dibujar barras de colores en una línea de tiempo. Es un artefacto que convierte la visión estratégica en trabajo visible, accionable y alcanzable.

Éstos son los principales beneficios de utilizar roadmaps en PPM:

  • Conectar estrategia y ejecución: gracias a los roadmaps a nivel de portfolio, puedes vincular cada proyecto o iniciativa de producto con un objetivo estratégico, y asegurar así que cada esfuerzo contribuya al avance del negocio.
  • Visibilizar prioridades: una hoja de ruta bien estructurada arroja luz sobre lo que se está haciendo, cuándo y por qué. Esta visibilidad no solo alinea a los equipos, sino que permite a la dirección tomar decisiones informadas a la de hora de priorizar iniciativas y recursos.
  • Asignación de recursos más eficiente: cuando los responsables pueden visualizar todas las iniciativas en una misma herramienta, pueden planificar con inteligencia, identificar conflictos o cuellos de botella, y garantizar que los recursos se enfoquen donde más impacto generen.
  • Apoyan la gobernanza y la gestión de riesgos: un roadmap aporta también estructura a las revisiones de gobernanza. Permite anticipar riesgos, visualizar dependencias y detectar iniciativas en riesgo de desviación antes de que escalen los problemas.
  • Mejor comunicación y colaboración: al ser herramientas visuales y fáciles de interpretar, las hojas de ruta permiten que los distintos departamentos compartan una misma visión, se alineen más rápido y colaboren con mayor efectividad.

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Componentes clave de un roadmap

Ahora bien, para que un roadmap sea efectivo, debe ir mucho más allá de fechas y barras de colores. Tienen que ofrecer contexto, mostrar las relaciones entre iniciativas y facilitar que todos los stakeholders comprendan hacia dónde se dirige la organización… y por qué.

A continuación, repasamos los 6 componentes clave que no pueden faltar en ninguna hoja de ruta para tus carteras de proyectos y productos.

1. Objetivos estratégicos y temáticas clave

Todo roadmap debe partir de una definición de los objetivos estratégicos de la organización. Es decir, cada iniciativa incluida en la hoja de ruta debe estar conectada con un objetivo o temática estratégica más amplia.

Estas temáticas sirven como guía a la hora de priorizar. Ayudan a los stakeholders a determinar si una iniciativa aporta valor real o simplemente genera ruido. Sin esta conexión clara con la estrategia, el roadmap acabará siendo una colección inconexa de actividades sin dirección.

2. Programas e iniciativas

Una vez definida la dirección estratégica, ésta debe desglosarse en programas e iniciativas concretas y accionables.

  • En un roadmap del portfolio de proyectos, esto puede traducirse en líneas de trabajo clave, proyectos de implementación o iniciativas de transformación.
  • En un roadmap de productos, esto incluirá normalmente grupos de funcionalidades, lanzamientos importantes o épicas.

Cada iniciativa debe tener sentido por sí sola, pero también contribuir a los objetivos estratégicos definidos previamente. Al final del día, el roadmap debe ayudarte a enfocar a la organización en lo que realmente marcará la diferencia. Por ello, si una iniciativa no tiene una razón de ser clara, no debería formar parte de la hoja de ruta.

3. Calendario y fases

Puede parecer obvio, pero aun así es importante mencionarlo. Un buen roadmap debe mostrar cuándo ocurrirán las cosas y en qué secuencia. Y no nos referimos únicamente a indicar las fechas de inicio y fin de cada iniciativa. Cuanto más detallado sea el roadmap, mejor.

Las hojas de ruta más efectivas son aquellas que suelen dividir cada iniciativa en fases. Así, los stakeholders pueden entender no sólo lo que está por venir, sino cuándo se pueden esperar avances o resultados. También permite anticipar cuellos de botella, planificar la capacidad y detectar periodos críticos (como un trimestre clave o el cierre del año fiscal).

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4. Asignación presupuestaria

Es también recomendable incluir a alto nivel las estimaciones o asignaciones presupuestarias en el roadmap. Esto añade una capa crítica a la toma de decisiones, ayudando a determinar si se está invirtiendo en las áreas correctas o si hay iniciativas que reciben más recursos de los que justifican por su impacto.

Incluir señales visuales (como códigos de color por nivel de inversión o barras ponderadas por tamaño) puede hacer que esta dimensión financiera sea más intuitiva y fácil de entender por los stakeholders.

5. Dependencias

El roadmap debe mostrar también las dependencias entre iniciativas, ya sean:

  • Internas: cuando una iniciativa depende de la finalización de otra.
  • Externas: por ejemplo, cuando se está a la espera de entregables de un proveedor o de una aprobación regulatoria.

Mapear estas relaciones en la hoja de ruta permite evitar puntos ciegos en la planificación y mitigar riesgos antes de que se conviertan en bloqueos e impacten en la ejecución.

6. Métricas, KPIs y análisis de riesgos

Por último, el roadmap también debe dejar claro cómo se medirá el éxito e incluir los KPIs y métricas que se van a monitorizar. Así, el roadmap servirá también para gestionar el rendimiento de la organización, no para planificar la ejecución de la estrategia.

Además, añadir una capa de análisis de riesgos puede aportar un gran valor. Por ejemplo, resaltar las iniciativas de alto riesgo o mostrar niveles de confianza en las fechas de entrega puede ayudar a anticipar obstáculos, tomar decisiones más informadas y preparar planes de contingencia desde el inicio.

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Buenas prácticas a la hora de crear un roadmap

Ahora que ya conoces los elementos clave de un roadmap, es importante entender que disponer de todos ellos es solo el primer paso. Para que tu hoja de ruta en la que los equipos puedan confiar y en la que los líderes puedan creer, es recomendable que pongas en práctica estos consejos que te mostramos a continuación.

1. Asegúrate de que el roadmap sea visualmente digerible

Para que una hoja de ruta aporte valor, no es necesario mostrar cada dato o detalle de tus carteras de proyectos y productos. Lo más importante es que sea visualmente comprensible, con un diseño claro y limpio.

Utiliza códigos de colores para segmentar por tema, línea de productos, unidad de negocio o prioridad. Los swimlanes también pueden ser de gran ayuda, ya que son otro elemento que ayudan a separar las áreas de interés, como departamentos, segmentos de clientes u horizontes temporales.

El objetivo final es que los stakeholders puedan entender de un vistazo qué está ocurriendo, quién lo está haciendo y cómo encaja cada pieza en el conjunto. Para ello, existen muchas herramientas para que los stakeholders pueden visualizar la hoja de ruta: desde hojas de cálculo o presentaciones hasta soluciones PPM como Triskell Software, que permiten añadir profundidad a la planificación, facilitar la visualización y reforzar la ejecución estratégica.

2. Haz llegar la hoja de ruta a toda la organización

Un roadmap no es solo un documento de planificación: también es una herramienta de comunicación estratégica. Por eso, es esencial compartirlo con las personas adecuadas, en el momento oportuno y en el formato correcto.

En función de la audiencia, puede que necesites adaptar el contenido y crear versiones distintas de tu hoja de ruta:

  • Un resumen ejecutivo para la alta dirección.
  • Un desglose funcional para los equipos de entrega.
  • Una versión orientada al cliente para roadmaps de producto.

Una buena comunicación garantiza que todos comprendan no solo lo que se está haciendo, sino también por qué, cuándo y cómo contribuye al objetivo común. Por ello, la plataforma PPM de Triskell te permite mantener el roadmap siempre actualizado, accesible y visible para todos, evitando así desajustes, ruido y permitiendo a los equipos tomar decisiones alineadas con la estrategia.

3. Planifica y revisa el roadmap cada trimestre

Los ciclos de planificación trimestrales logran el equilibrio adecuado entre estabilidad y adaptabilidad. Por un lado, dan tiempo a los equipos para progresar con las iniciativas. Y, por otro, dejan margen para reevaluar y corregir el rumbo si cambian las condiciones de mercado, la disponibilidad de recursos o las prioridades de la empresa.

Al final de cada trimestre, reúne a los stakeholders clave para:

  • Marcar iniciativas e hitos completados.
  • Ajustar los plazos en función del progreso de las iniciativas en curso.
  • Reevaluar las prioridades en respuesta a los nuevos desafíos del mercado o a cambios internos.
  • Señalar aquellas iniciativas que estén en riesgo o requieran intervención.

Esta cadencia hace que tu hoja de ruta se mantenga relevante, realista y adaptable.

4. Mantén a los stakeholders implicados en todo momento

Una vez que se tenga una versión preliminar del roadmap, compártelo con las partes interesadas de todos los departamentos. Organiza sesiones de revisión con los stakeholders clave para terminar de perfilar la hoja de ruta.

El objetivo no es solo recabar opiniones y realizar ajustes, sino también:

  • Garantizar la alineación en toda la empresa.
  • Dar visibilidad a los equipos sobre lo que vendrá después.
  • Poner de manifiesto los riesgos o descuidos que hayan podido pasarse por alto.
  • Crear bucles de retroalimentación para adaptar la hoja de ruta a las necesidades operativas del día a día.

Conclusión: ¿Por qué Triskell es la solución ideal para tener al día los roadmaps de tus carteras de proyectos?

Gestionar una hoja de ruta con hojas de cálculo o presentaciones puede parecer una solución rápida… hasta que deja de serlo. Estos métodos tradicionales son estáticos, difíciles de mantener y no ofrecen visibilidad en tiempo real. Es justo lo contrario de lo que necesitas para gestionar eficazmente un portfolio dinámico de proyectos y productos.

Y aquí es donde entra Triskell Software. Diseñado para organizaciones que manejan carteras complejas, Triskell es un software PPM que te permite crear y mantener roadmaps que están vivos, conectados con la estrategia y listos para adaptarse a los cambios del negocio.

Con Triskell, puedes:

  • Vincular cada iniciativa con objetivos estratégicos y KPIs.
  • Visualizar tu hoja de ruta en tiempo real.
  • Gestionar dependencias, presupuestos y recursos de forma dinámica.
  • Generar distintas vistas de roadmap adaptadas a cada tipo de stakeholder.
  • Actualizar planes al instante según cambian las prioridades.

En definitiva, Triskell transforma tu roadmap en un centro estratégico vivo, no en un simple documento estático. Tanto si gestionas un portfolio de proyectos, una gama de productos o ambos, Triskell te da la visibilidad, la flexibilidad y el control que necesitas para convertir la estrategia en resultados reales.

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FAQ sobre los roadmap

Un roadmap de portfolio es una representación visual de alto nivel que muestra qué iniciativas estratégicas se van a llevar a cabo y cuándo. Su foco está en entender el porqué de cada movimiento y cómo encajan dentro del panorama general.

El plan de portfolio, en cambio, baja al detalle. Incluye información más operativa: recursos asignados, entregables, calendarios detallados y tareas específicas.

Dicho de otro modo: el roadmap cuenta la historia, el plan te dice cómo ejecutarla paso a paso.

Totalmente. Y en muchas organizaciones, es lo más recomendable. El desarrollo de productos suele implicar proyectos, y los proyectos muchas veces impactan en la evolución de un producto.

Una hoja de ruta que integre productos y proyectos permite tener una visión global y coherente de la estrategia y su ejecución, facilitando la toma de decisiones y la alineación entre equipos.

Lo ideal es actualizar el roadmap al menos una vez al trimestre. Pero si trabajas en un entorno especialmente cambiante, como suele ocurrir en organizaciones orientadas a producto, puede ser útil revisarlo mensualmente o incluso hacer revisiones continuas.

Lo importante es que la hoja de ruta refleje siempre las prioridades actuales del negocio. Una hoja de ruta desactualizada es tan útil como no tener ninguna.

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